La sangre y su influencia en el rendimiento de los corredores

Además de ser un elemento esencial de la vida humana, la sangre influye de manera determinante en el rendimiento deportivo.

Junto con el corazón y los vasos sanguíneos, la sangre es uno de los elementos que forman el sistema cardiovascular.

Y cada uno de estos son esenciales para el funcionamiento del sistema: el corazón bombea sangre; los vasos sanguíneos son las vías de transporte, y la sangre la encargada de llevar el oxígeno, los nutrientes, las hormonas y las sustancias de desecho. Conocé la importancia de la sangre para todo corredor.

Oxígeno: para moverte mientras corres, los músculos obtienen energía mediante sistemas energéticos metabólicos: el  aeróbico y el anaeróbico. El sistema aeróbico (que es el preponderante cuando se corre en distancias superiores a los 10K) genera la energía mediante el oxígeno que respiramos. Para ello, tus fibras musculares requieren de la sangre, que es la que les permite hacer llegar el oxígeno.

Nutrientes: además de oxígeno, la sangre es el medio utilizado para transportar nutrientes esenciales para corredores, como por ejemplo glucosa, aminoácidos y ácidos grasos.

Las defensas: la sangre colabora con funciones inmunológicas, incluyendo la circulación de los glóbulos blancos de la sangre y la detección de material extraño. Es decir, la sangre es la que permite que los glóbulos blancos, las células encargadas de defender al organismo de las infecciones y eliminar los residuos y desechos de los tejidos, entren en acción cuando tu organismo lo necesita.

Hormonas: también se ocupa de transportar las hormonas, que funcionan como “mensajeros” y tienen vital importancia en diversos procesos corporales esenciales.

Temperatura: para funcionar, el cuerpo necesitar mantener su temperatura en valores equilibrado (cercanos a los 37 grados). Para ello utiliza la termoregulación, que es la habilidad de mantener la temperatura corporal dentro de los niveles de equilibrio necesarios para que las funciones corporales puedan realizarse con normalidad. La sangre, impulsada y distribuida por el sistema cardiovascular, es el principal medio que transporta el calor hacia los capilares en tu piel.